Simón Esain

 

fundación del MAYA

alfredo videla puso el whisky la grapa y el coñac
la ginebra holandesa el vodka auténtico y su anís turco
necesitábamos ir acumulando sobriedad para algo tan político
videla carbonell pepe otondo chambers su ala dura
basko iriart costa esain el ala liberal a la otra punta de la mesa
camino a su clase Nápoli pasaba de refilón a ver cómo nos iba
nosotros los representantes extendíamos al centro
vasos y copas reiteradamente discutidoras
hasta dejar exterminado todo intento de extranjerización
no recuerdo qué contenían los platos que acercaba María
o cómo resultaba su café
pero a las siete y media caeríamos puntuales a
aquella revolución alentada por artesanos y artistas
nuestra tanta heterogeneidad exigía un reglamento
y estuvo listo justo cuando
lamentablemente
las botellas amanecieron vacías
sin aquellos colores originales
sólo estas transparencias
que algunos valoran
apenas aromas reverdecidos en sus corchos
a los que algunos aspiran
por esto debió ser que demolieran la casa y la familia
y remataran sus cuadros sus platos los relojes
lo que entonces dejamos encendido ardió y se apagó
nosotros vinimos muriendo
en el mismo orden que nos alcanzaban la bufanda
o el abrigo
y nos prometíamos
hasta mañana
hasta mañana

por chiquitines habrán podido mirarse frente a frente
ya de noche llegaron juntos a la casona del MAYA
bastante atrasados para el horario general
nos mostraban sus ojos como brasas
sus mejillas como brasas
la sonrisa original no se les caía de las comisuras
les impedía contarnos algo
fueron
de las fotografías que mejor recuerdo
de los dibujos que mejor recuerdo
de las pinturas que mejor recuerdo
de los tapices que mejor recuerdo
de las canciones que mejor recuerdo
seguramente el verso que mejor recuerdo