Sinfonía sin tapas

por Claudia Espinosa

No se parecen en nada, sin embargo, escuchando a Gustav Mahler, Felisberto Hernández aparece en pensamiento, palabra y música. Leyendo a Hernández oigo a Mahler, y viceversa, por lo que considero que el parecido y la aparición suceden en mi cabeza. De todas maneras sabiendo que  el músico había nacido en 1860 y el músico en 1902, uno en Bohemia y el otro en Montevideo, es posible que al morir el primero algo de su alma atravesara el Atlántico para instalarse cerca del segundo. Todo en ambos es efervescencia y desborde. Al escuchar a Mahler o leer a Hernández la “víctima” de ambos se siente interpelado y necesitado de respuestas. Así como Hernández da vida a los objetos, las formas, los rostros, Mahler vuelve seres pensantes a los acordes, que nos llevan de la mano como conectores a las historias que comienzan y recomienzan en sus obras musicales. Y así como Hernández en un giro de sarcasmo y aparente caos nos hace sonreír, Mahler con su ironía musical nos lleva de la melodía más noble a la más banal en pasajes que no pueden hacer menos que transformar la escucha en gesto, poniendo a la sinestesia en un lugar de privilegio. Y así nomás, la metáfora, que para Hernández había subido de precio para su bolsillo, sugiere y equilibra un mundo que para ambos fue incomprensible e incomprendido.

 

 

Fuentes: Lebrecht Norman, ¿Por qué Mahler? cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo, Alianza Música, Madrid 2011-2012

Liberman Arnoldo, Gustav Mahler o el corazón abrumado. búsqueda en cuatro movimientos, Altalena, Madrid 1982

Monteleone Jorge, Prólogo Felisberto Hernández: La dilación del comienzo, en Los libros sin tapas de Felisberto Hernández, El cuenco de plata latinoamericana, Buenos Aires 2010