AGUAS CALMAS antología poética de Eugenia Páez y Sandra Ávila de CARMESÍ Editora

De Aguas calmas y otros líquidos

Desde Córdoba Carmesí Editora nos presenta un poemario de dos autoras.

La tarea del lector empieza de muchas maneras. Leer poesía ameritaría un sillón, una lámpara, una posición corporal. Ameritaría. Pero ya no. Así como la actitud del poeta ha cambiado los lectores deberíamos también. La modernidad no permite un tiempo especial. El lector hoy solamente necesita no olvidarse en su casa el libro o la pantalla  y echarle un ojo a los versos siempre que  pueda. La voz del autor hoy nos llega en fragmentos como las imágenes de los programas de televisión, siempre interrumpidas por una propaganda. Parece que podemos perdernos alguna escena. Luego comentaremos un trozo de la serie o algún verso del poema. Ya no podremos recitarlos completos. Será la liquidez del poder expresivo de la nueva literatura que hace que se nos escape entre los dedos. A la mayoría no parece preocuparle este extravío por suerte, lo esencial es que la lectura se produzca aunque sea fragmentaria. Y esto me ha sucedido con Aguas calmas. La dimensión estética del objeto libro permite que se nos pierdan algunas ideas y se recuperen otras. Las poesías circulan como el agua, a veces impetuosas, otras caprichosas se desvían, vuelven a su curso, inundan. Los temas universales se ahogan, algunos son rescatados, a veces el héroe parece ser el lector. Sumergirse en  Aguas calmas nos involucra desde la interesante aclaración de una de sus autoras en el prólogo: “…escritoras que viven en provincias sin salida al mar…” Eugenia Páez y Sandra Ávila (también editora) han reunido humedades y pequeñas olas para concluir en un puerto seguro al que conducen al lector con tranquilidad.

Opino que la poesía nos moviliza a recrear el significado de lo que expresa más allá de la voluntad del autor quien debería elegir que no se le obedezca ni se lo interprete. Si la transformación en el lector se produce, tarea cumplida. Ustedes tienen la última palabra.