De fetichista a pirata. Un diálogo sobre poesía con Jorge Monteleone

 

por Aymará de Llano

 

 

“Lugar de extrañeza, de extranjería, de vacío lateral a la vez entrañable,

porque un lugar es a la vez imagen, verdad y enigma de una consciencia poética”.[1]

¿Por qué dialogar con Monteleone? Jorge Monteleone es escritor, crítico literario, traductor, investigador y poeta. Nos pareció productivo intercambiar ideas sobre lectura y escritura con él porque habíamos leído El centro de la Tierra: lectura e infancia, publicado en 2018, y nos incumbieron cuestiones sobre la lectura (y la escritura, una es la contracara de la otra, como afirma Noé Jitrik en sus innumerables trabajos sobre estas prácticas (Jitrik, 1989)). ¿Quiénes somos nosotros? Un grupo de investigación del cual formo parte en el CELEHIS de la Universidad Nacional de Mar del Plata, desde allí, desarrollamos un proyecto sobre esas problemáticas y nos interesa dialogar con figuras coincidentes con el perfil de Jorge. Además de la calidad en su formación profesional, Jorge es un ser cordial, campechano, simpático que amenizó el encuentro con anécdotas entrañables. Conozco sus trabajos críticos sobre poesía en los que manifiesta una sensibilidad apropiada e indispensable para trabajarla. Por ejemplo, su insistencia en la noción de ritmo relativa a la voz y a lo oral, lo que conduce a que se la considere como  social y, por ello funciona semióticamente (en contraposición a la noción de rima, que sería individual y lingüística) (Monteleone, 2004). Dada su pasión por los libros, como objetos materiales, se confiesa fetichista por su afán de coleccionista; hoy derivado a pirata cibernético, por su actual aspiración al  incremento de infinitas colecciones digitales. Si bien la charla fue profusa en temáticas complementarias, me interesa destacar lo referente a la crítica sobre poesía y los conceptos originales que expresó Monteleone e, inevitablemente, me generaron algunas reflexiones.

“Lo social, como negatividad,

habla en lo poético

y despliega sus visajes,

los espejos que se trizan en la lucha simbólica por nombrar”.

 

Monteleone afirma que la crítica de poesía es poesía (en los casos en que el crítico cumple con ciertas características, no en todos los casos, por supuesto). A partir de semejante aserción, recién entonces comienza la conformación conceptual. Para ello parte de un hecho de su experiencia, según la cual muchos poetas también son, además, excelentes críticos (menciona a Octavio Paz y a Guillermo Sucre como poetas y, a su juicio, modelos de la crítica de poesía). De ahí que la crítica apreciada por él está escrita por poetas o por quienes escriben poesía aunque no la publiquen o sus poemarios sean desconocidos (ejemplifica con su amigo Julio Schvartzman quien ha estudiado nuestro Martín Fierro entre otros textos poéticos).

De algún modo, estos hechos corroboran para Jorge la idea que va a explicar filosóficamente con una nueva aseveración: “La poiesis está acompañada de una actitud crítica” que compartimos, además lo entendemos como expresión profunda de una actitud vital inherente a todo poeta que se precie de tal, mientras el campo intelectual lo vaya erigiendo de ese modo. Por eso mismo continúa enriqueciendo la imagen aunque ya plasmándola en escritura: “La poesía se piensa a sí misma, no sólo desde el poema sino desde el ensayo”. Hete aquí una reafirmación del valor del metatexto autoral que, como sabemos, desde las vanguardias en adelante tiene un peso decisivo en la configuración de la figura de autor/poeta consolidándose en ensayos de interpretación de su propia escritura y, aquí se agrega, la de otros poetas. El ensayo interpretativo sobre poesía se sumerge en los poemas, Monteleone toma la escritura de Gastón Bachelard como fenomenología del imaginario que viene a representar el estilo y tipo ensayístico/ discursivo al que se refiere.

La incidencia del ritmo es central en el estudio del poema para Jorge, como ya hemos visto. De ahí que le interese visualizar cómo se involucra el cuerpo en cuanto a voz y ritmo en el poema y, para sostener dicha idea, recuerda que la poesía comenzó como canto en tiempos ancestrales, actualmente conocemos también que continúa así en las culturas originarias andinas, por ejemplo. Por otro lado, hay artes que se manifiestan en el tiempo, como la música, mientras que otras, en el espacio, como las artes plásticas. Sin embargo, también se comparten ambas dimensiones: tiempo/espacio moran en la poesía; en ese juego, el ritmo (voz) es la manifestación iterativa en el tiempo. Sin olvidar que el poema habita un espacio, cuestión que puede haber sido más o menos decisiva según las épocas, no obstante, desde las vanguardias, es fundamental su incidencia. Jorge ejemplifica con poemas espaciales, como Espantapájaros de Oliverio Girondo, que también implica ritmo.

            “Un espacio donde todo trabajo no redunda en ganancia

sino en incesante pérdida,

gasto sin rumbo,

exceso en perpetua resta”.

 

A partir de las reflexiones de Monteleone sobre la escritura crítica de la poesía se me presentan algunos cuestionamientos acerca del grado. Me refiero a gradación en cuanto a esa necesidad de ser poeta para actuar en la crítica de poesía, ¿habrá tal gradación? Desde el no ser poeta, al serlo y consagrarse, hay una gama interesante para auto-pensarse como poeta leyendo poesía, aunque sin escribirla. El que lee poesía es poeta en alguna medida, aunque no necesariamente. Ahí hay un vacío, cuando la lectura es re-escritura, cuando en la lectura habita la poiesis, aunque no necesariamente, o cuando ambas prácticas son dos caras del mismo cuño, aunque no necesariamente. Podría seguir elucubrando y, en todos los casos, repetiría aunque no necesariamente.

“Y allí en esas heridas,

en esos huecos,

en esos hiatos

es el lugar donde la poesía

habla”.

 

Sin embargo, esa es la posibilidad de entender cómo hacer crítica de poesía sin escribir pero leyéndola, re-escribiéndola. Esta cuestión que implica planteos existenciales de profundidad filosófica para el crítico/escritor, también conlleva un sesgo práctico en tanto vivenciemos la lectura/escritura como actividad y trabajo para lo cual remito a Noé Jitrik nuevamente (valga este recuerdo como homenaje en este mes de su viaje al infinito). Por otro lado, Monteleone me habilita desde El centro de la tierra en la mostración de su experiencia de lectura (que también es escritura).

Mar del Plata, 23 de octubre de 2022

 

 

Referencias bibliográficas 

De Llano, Aymará, 2022. “Notas sobre la lectura/escritura en el continuo-Jitrik”. CELEHIS – Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas Año 31 – Nro. 43 – Mar del Plata, ARGENTINA.

https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/celehis/article/view/6254/6350

Jitrik, Noé, 1989. “La escritura y la lectura en su entrecruzamiento”. sYc, Núm. 1, pp.21-37.

Monteleone, Jorge, 2004. “Ritmo, sujeto, poema”, en CELEHIS, Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, a. 13, 16, Facultad de Humanidades, Mar del Plata, pp. 249-271.

———- 2011. “Voz alta: poesía, oralidad y declamación”, en Guillermo Siles (Compilador), Representaciones de la poesía argentina contemporánea, San Miguel de Tucumán, Laboratoire Interdisciplinaire de Recherches sur les Amériques (LIRA/ERIMIT), Université de Rennes France, pp. 127-154.

———- 2018. El centro de la tierra: lectura e infancia. CABA: Ampersand

———- “Tres manifiestos sobre poesía”. Consulta: 22 de octubre 2022.

https://circulodepoesia.com/2018/01/tres-manifiestos-sobre-poesia-con-letra-a/

 

 

[1] Las citas son del  poema “Tres manifiestos sobre poesía” de Jorge Monteleone Se puede consultar en: https://circulodepoesia.com/2018/01/tres-manifiestos-sobre-poesia-con-letra-a/