por Susana Iturralde
EL ANTES
¡Y qué hermosa, Señor, esta tarea
de compartir la vida
con los otros
y empezar, cada día nuevos sueños!
Y por eso,
quiero inventar, de nuevo,
la sorpresa;
quiero entender, para siempre,
los enigmas; y concretar, al punto,
las hipótesis,
para construir la libertad,
desde la vida…
Quiero mirar, de frente,
los errores;
y quiero amarlos, aún,
desde la culpa,
arrepentidos o no,
para que crean
y no pierdan la fe;
quiero escuchar, sin prisas,
sus razones;
quiero aceptar, sin más,
las diferencias,
para buscar, así, desde el encuentro,
la hermosa coincidencia.
Y quiero que me busquen,
y me acepten,
me pidan,
me reclamen,
sin darme el tonto tiempo de la tregua,
y que sepan que yo también soy débil,
me equivoco,
les fallo,
los provoco,
y que me puedo caer de la soberbia
y necesitar de la fuerza
de otra mano,
que nos levante, juntos…
Quiero llegar a ellos,
sin malicia,
sin velos,
sin tapujos
y sin máscaras
tal como soy,
tal cual me ves, Señor,
con mis miserias…
Porque yo quiero amarlos, Señor,
sin pretensiones,
multiplicar los talentos,
a tu modo;
preparar ya, la tierra
y las semillas;
y enamorarlos, para siempre,
de la vida, de la verdad,
de la esperanza,
la libertad
y la justicia…
Así sea, Señor…
estás conmigo…
EL DURANTE
Es inútil, Señor, quedar a solas.
Ellos me invaden
y me buscan el gesto, la palabra,
el nombre y las razones de las cosas,
y me apuran,
y me piden respuestas,
me reclaman,
me sacan de mi espacio,
de mi tiempo,
y me alejan, Señor,
aún de mis misma,
en un vértigo hermoso y embriagante,
en avance insolente
y retroceso,
y me dejan así, sola y dispersa,
abonada de amor,
de luz, de diferencias,
en sutil abandono,
sin vacíos,
invadida de vidas que aletean
en mi pecho,
en mis sienes,
en mi sangre…
Y así quedo, Señor,
rica en ausencias,
madrugando ilusiones
y esperando, a la vuelta del tiempo,
repetir la ternura,
sin olvido,
y abrazar, otra vez,
la vida ajena…
Así sea, Señor…
Estás conmigo…
EL DESPUÉS
Está bien, mi Señor…
te ofrezco mi fatiga,
mi diario sobresalto,
mis urgencias,
mi decepción,
mi irrenunciable pretensión
de saberlo, ya, todo,
y mi costumbre
de abusar del poder y del perdón,
como si fueran míos…
Está bien, mi Señor…
Basta de apuros,
de noches sin dormir,
de desconsuelos.
Hoy estoy para vos, en cuerpo y alma,
porque estás para mí,
para mí sola.
Y detengo mi tiempo,
mi cansancio,
mi costumbre de andar,
y me vacío,
me desnudo de horarios,
de inquietudes,
de reclamos,
de voces,
de ataduras…
Así sea, Señor…
Estás conmigo…
POETA
Hacedor de palabras. Alfarero
de cántaros que cantan soledades.
Disparador de luces y ansiedades.
Tallador de utopías. Fiel obrero.
Cantor de la esperanza y musiquero.
Labrador de reposo y tempestades;
Decidor, pregonando sus verdades
con la fe de un apóstol misionero.
Artesano de mágicos perfiles.
Constructor de los dédalos sutiles
donde reina, absoluta, la armonía.
Tuya es la mano que obra ese milagro.
Y en humilde silencio te consagro
promesante triunfal de la osadía.
Susana Iturralde: Dolorense, docente, escritora y actriz. Nací un 23 de abril de hace muuuuuchos años. Creo que eso fue una señal.