por Hugo Daniel Grieco
Anticipo de la novela La Cabeza de mi Padre, de Hugo Grieco, publicada recientemente por Ediciones Gogol
Llevaba una semana huyendo por aquella llanura infinita y monótona. Había estado a punto de ser aprehendido en cercanías de una laguna
grande, cinco leguas al sur de Chascomús. Allí quedó para su atacante, como trofeo del perseguido, una espuela de plata que perteneciera a su padre, el que fuera miembro de la Primera Junta. Se sentía cansado. Lejos de la familia, con el agobio de la derrota sobre sus espaldas, deseaba que aquello concluyera de una vez. Bien o mal, pero que terminara.
Sabía que le cuestionaban su modo de encarar la batalla. Los rumores que llegaban ponían en duda su pericia militar. Esta situación no le molestaba mayormente. Sufría porque se había enterado, para incremento de su desgracia, que incluso algunos de sus compañeros también le habían atribuido falta de valentía. ¡Eso no era así! Fue evidente que estuvieron a punto de ganar el combate. ¡Qué de no haber sido por ese cobarde que los traicionó… otra sería la historia!
Pero qué importaba la verdad ahora. En menos de veinte días había pasado de la gloria al ostracismo. La adulación fácil de muchos que alentaran su gesta había cedido terreno al desprecio y la crítica generalizada. Percibía que su condición de jefe revolucionario derrotado le generaba un creciente descrédito ante la opinión pública. Su esfuerzo por modificar esa imagen se dilapidaba en la indiferencia. Lo aceptaba. ¿Qué otra alternativa tenía?
Allí andaba por esos montes espinosos en compañía de José Quinteros, con dos caballos cada uno. En él confiaba. Se sentía responsable
por su suerte y por la de todos los que lucharon a su lado. Pero el cansancio iba ganando espacio en su voluntad; esperaba, ansiosamente, que acabara la incertidumbre. Ya no le parecía mala cosa su detención si no supiera que en ello le iba en juego la vida. Aguardaba confiado lo que viniera, pero no quería morir. Tenía por quién luchar. Aparte se percibía joven y esperanzado con sus cuarenticinco años recién cumplidos.
Se metieron en un abra del monte y desensillaron las cabalgaduras, pero dejaron preparados los dos animales de recambio que traían. Debían estar prevenidos para cualquier contingencia. El clima era tenso. En un breve diálogo donde los gestos y visajes importaron tanto o más que las palabras, decidieron que lo mejor era separarse.
La ceremonia fue breve. Se miraron un instante a los ojos sin pronunciar palabra, luego con un apretón de manos seguido de un abrazo, sellaron la despedida.
Siguió con la vista al jinete hasta que se perdió en el horizonte. Recién entonces tomó en cuenta que de ahí en más no tendría que compartir decisiones con nadie. Ello no lo alegró, pero le trajo una sensación de alivio. La única en las tres últimas semanas.
Hugo Daniel Grieco nació en Dolores. Periodista, se desempeñó por más de 30 años en medios de esa ciudad. La cabeza de mi padre es una novela histórica que refiere las peripecias del hijo de Pedro Castelli en busca de la cabeza de su padre, decapitado luego del alzamiento contra el gobernador Juan Manuel de Rosas conocido como de los Libres del Sur.