La memoria obstinada: algunas miradas sobre el cine del realizador chileno Patricio Guzmán

por Noelia Ibáñez

A mediados de los años sesenta Chile comienza a experimentar sus propias características de la revolución, palabra que en acciones se redoblará en Latinoamérica luego de la experiencia de la Revolución Cubana. A través de la Unidad Popular, Salvador Allende llegará al gobierno en 1971 y será derrocado por un golpe cívico militar  en 1973. La experiencia chilena, caracterizada como “la vía chilena al socialismo” por ser una búsqueda pacífica de cambios radicales en todos los aspectos de la sociedad, ha sido la columna vertebral en la obra del cineasta chileno Patricio Guzmán. Consideramos muy importante para la comprensión del proceso único vivido en Chile el análisis del mismo en función de lo que el cine de lo real (documental) nos muestra desde la crítica lente del cineasta Guzmán y su obra enfatizada en la búsqueda de las voces del pueblo.

La construcción de la Unidad Popular como una conjunción de las distintas vertientes de izquierda, se forja en Chile como resultado de una larga y continua experiencia de los partidos Socialista, Comunista y otros sectores afines, que convivieron en los espacios políticos del país trasandino desde el siglo XIX.

La memoria obstinada

En La memoria obstinada, Patricio Guzmán realiza un enfoque retrospectivo como protagonista de los hechos. Luego de veintitrés años regresa con un compañero a La Moneda y a todos los espacios donde los hechos ocurrieron. La mayor expresividad del documental radica en la memoria, el testimonio y el recuerdo de los compañeros asesinados y desaparecidos. Juan, quien lo acompaña, es uno de los personajes anónimos (como relata el propio director) que había participado en La batalla de Chile.

Mientras Guzmán narra las imposibilidades de mostrar sus anteriores documentales en Chile, la cámara acompaña a Juan en su recorrido por La Moneda hacia el balcón por donde hablaba Salvador Allende al pueblo. En el documental se van encontrando fragmentos de entrevistas que intentan captar en un flashback de imágenes y voces, lo que la memoria dice, el sentido de los recuerdos. La importancia de la memoria histórica y política aparece como un sujeto vivo que busca revisar lo que la realidad expresó en La Batalla de Chile. Pero la diferencia es que ahora hablan los ausentes, las fotos, los recuerdos de los compañeros, de los militantes, de aquellos cánticos que en La Batalla… mostraban un presente real y palpable, en La memoria obstinada regresan en el silencio de una lucha sin armas que apela contantemente a la memoria sentimental, nostálgica, como basamento de la necesidad de justicia. La música que alimenta las entrevistas y las imágenes ya no es la del pueblo sino el piano doloroso de Beethoven. Sin embargo, una banda de jóvenes tocan en el centro de Santiago el Himno de la Unidad Popular, mientras recorren sus calles como espejo de la fiesta que significó el triunfo de Allende.

La memoria obstinada recurre al presente abonando los recuerdos del pasado con una clara intención de dar a conocer lo que sucedió en el período chileno entre 1970 y 1973 a jóvenes que crecieron bajo la dictadura y que desconocen lo que fue el gobierno de la Unidad Popular, sus significados políticos, culturales y sociales. Guzmán narra en el documental cómo proyecta La batalla… para que estos jóvenes tengan una visión de la realidad más cercana a la que les enseñaron o heredaron del pinochetismo. Las imágenes que proyecta para los jóvenes también contienen extractos de documentales extranjeros, lo cual utiliza para confirmar lo hechos que él mismo ha narrado, de manera que resulten aún más creíbles para aquellos que no pueden creer la existencia de asesinatos y campos de concentración. Los jóvenes se convierten en portavoces de sus propios desconocimientos y develan con naturalidad lo que esta nueva visión les genera, comparten con el director sus diferencias, declaran haberse equivocado en cuanto a lo que pensaban y otros mantienen su postura. Todo ello implica demostrarles, más allá de los documentales, el hecho de la posibilidad de poder discernir que solamente otorga la democracia.

Guzmán regresa mediante símbolos al pasado que fue registrando en La batalla… por ejemplo, cuando filma la preparación de carabineros en el Estadio Nacional de Chile y su entrada al mismo para seguridad de un partido de fútbol. Entre los entrevistados, protagonistas de los sucesos, también se encuentra la esposa de Allende y el único familiar sobreviviente que tiene el director, su tío de unos ochenta años. La recurrencia a lo emotivo es uno de los ejes que podrían ponerse en discusión con respecto a la memoria y la historia, sin embargo la subjetividad del director como protagonista no es motivo suficiente como para no recorrer el documental con una mirada analítica seriamente enfocada desde el rigor histórico.