La colina de los vientos aullantes me llama
Clarice Lispector
Al oído la caracola
suena en clave de marejada
siento la espuma
lamiéndome los pies
como un pez abisal
voy hacia el fondo
cerca del fin
nado en las aguas del principio.
Fragancia
La máquina repiquetea
y la madre cose costuras infinitas
el cigarrillo pare la tos del padre
una muñeca reclama arrullo
brisa mínima
aquel cuadro pasa esencial y fragante
como el pétalo de una rosa disecada.
Expectativa
Aguarda la hoja en blanco el momento de alunizaje
insiste la mosca en su acrobacia sin aplauso
estoy insomne una luciérnaga trae mensajes de mi papá
trazo a trazo dibuja el lápiz su obediencia
escribo amaso pongo a leudar.
Haikus
Se constelan las estrellas solo por opacar la luna.
Parto el pan, echo las migas. ¿Y si se me olvida el camino a casa?
Me inclino ante el rey silencio para una cita conmigo.
En la montaña esconde la Tierra su ego.
Justo cuando una majada me invita a retozar caigo en el sueño.
Con los hilos de la lluvia cose la rosa su mejor vestido.
Mutada en hongo atrae la mariquita al duende.
En la copa se atiza el vino como el fuego de los dioses.
En lo alto de su nido pregona el hornero el final de obra.
Partiste… Cae mi adiós como un pájaro herido.
Estos textos fueron parte del primer encuentro del Ciclo de Lecturas de La Utopía, realizado el 13 de mayo de 2022