Ópera de Pekín

Música

京剧

 

Espero que el título de esta nota haya sido lo suficientemente claro para adentrarnos en el tema a tratar a continuación.

Hace ya bastante tiempo que leo Filosofía Oriental. Si bien conozco algo sobre la Occidental, prefiero la tranquilidad de una meditación, las inspiradoras metáforas y el culto al silencio al egocentrismo de Nietzsche, la perfidia de Maquiavelo o la apología del suicidio de Sartre.

No hay mucha información sobre su Música -no me refiero al orientalismo occidentalizado de muchos videos de Youtube en donde un flautista con kimono toca en el mejor estilo Richard Clayderman- sino al verdadero acervo sonoro de estos pueblos.

Después de mucho revolver en quejumbrosos estantes de librerías perdidas  -no recomiendo casas de música para encontrar este tipo de libros- llegó a mis manos, mugrosas por la tierra circundante, un estudio de Fred Hamel y Martin Hürlimann incluido en una Enciclopedia de la Música editada por Grijalbo allá por 1970.

Un pensamiento llamó mi atención: “Los llamados pueblos primitivos no representan el grado más primario de una evolución siempre ascendente en línea recta, sino culturas independientes completas en sí, procedentes, como la nuestra, del intercambio del individuo y mundo circundante, y resultado de una evolución histórica no menos larga y orgánica”.

A continuación, un estudio de Fritz Bose sobre la Música de las Civilizaciones Orientales despejó algunas de mis dudas sobre el sistema utilizado por esos lares que va más allá de las escalas pentáfonas a las que nosotros lo hemos reducido ignorando los cuartos de tono, que  nos suenan como desafinación, pero que son parte natural de su Música.

Pasó el tiempo y, con la llegada de nuevas tecnologías, pude encontrar y escuchar músicas de estas civilizaciones en especial la 京剧.

Pude comprar -ahora en una librería céntrica de Buenos Aires y a muy mal precio- un libro al respecto de Roman Pages Editions escrito y fotografiado por Sun Yumin y Hervé Bruhat respectivamente.

En un recorrido de 160 páginas los autores muestran -¿nos iluminan?– el metódico trabajo que hacen los cantantes/actores/acróbatas/mimos/músicos: el ser humano como un todo, para lograr un espectáculo en donde no hay un escritor del texto (a no desmayarse), ni un compositor de la música, ni una escenografía (de hecho no la necesitan), ni un regisseur. Por si esto fuera poco, y en una actitud de verdadera igualdad de géneros, los papeles pueden ser interpretados indistintamente por ambos sexos. Así, un anciano sabio, un guerrero o un muchacho enamorado puede ser interpretado por una mujer tanto como una abuela comprensiva, una madre virtuosa o una concubina, por un hombre.

En su escuela la formación es detallada: cada gesto, mirada, posición de las manos, de los pies, la colorida vestimenta con sus significados, la impostación de la voz ya sea en “arias” o recitados, es celosamente enseñada por antiguos maestros –a los que veneran– para su continuidad en el tiempo. Fue declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad y, si abrimos nuestros oídos a nuevos sonidos y lenguajes, podemos disfrutar mucho a esta  京剧: Ópera de Pekín.

 Daniel Cocchetti

 

(La imagen destacada es de Hervé Bruhat del libro L´École de L´Opéra de Pékin -Romain Pages Éditions)