por Simón Esain
Este texto obtuvo la primera mención en la Convocatoria de Otoño de Revista Desde Acá, con un jurado compuesto por Fabián Iriarte, Silvina Vuckovic y Fabiana Livoff.
una vez
hubo otra vez
una vez hubo dos veces
hubo como veinte noches
que no debí haberlas dejado terminar
deberías creer en el después
de las que fueron cosas
para hoy creer en tu carnalidad
no suelto la piedra que sostengo
porque ella me tiene de la mano
le resulta increíble que no crea
*
las puertas abiertas del galpón
río que corre por la parte al oscuro y en silencio
me representa
la gambarrusa alma de anzuelo
nada de ubicar los ojos sobre cumbres inexistentes
ni demorar la espalda soñante en supuestas colinas
si hay suerte acariciar la menta junto al arroyo
oír que el viento se agacha más que vos
y que cuantos pasean teas y pendones
no más allá arriba suceden
ni se enteran los sauzales
donde la luz despide al peligro
de que te arrastre poco o nada
*
los pájaros piensan que
así como vinimos vamos a irnos
de un día para el otro
los yuyos no piensan
pero igual asoman y se estiran a volar
bajo lo que viene a ser
su cielo
no verás un pichón de hornero o benteveo caído del nido
pero a menudo hallarás pichones de gorrión o de paloma
así podrás vernos sobre nuestra tierra
los sueños nuestros
filas de árboles por lo general
caminos a medio hacer y
carteles coloridos o podridos en
puntos visuales estratégicos
se abate el espíritu sobre la gran provincia
de la vaca turística