Un año sin calendario
Por Graciela Portela
La vida hoy es muy tranquila, tal vez pasiva, pero agradable. Marcar las horas se convierte en algo totalmente prescindible. Hay poca conciencia de cuándo es tu cumpleaños, Navidad o feriado.
Nadie recuerda cuántos meses hace que murió un ser querido o un amigo. Tampoco sabés calcular el tiempo que te lleva transitar el duelo, si es que existe. La memoria funciona en lo inmediato, nadie tiene recuerdos y si los tiene, puede manejarlos según le conviene.
Ves crecer a tus hijos con solo mirarlos y no te das cuenta si estás mejor o peor para los años que tenés.
Los poetas tardan en desgajar las palabras en sus versos y no hay principios ni finales para las historias, si es que merecen ser contadas.
Vivís en un eterno receso y cuando te pones a trabajar, ignoras si te pagan en tiempo y forma.
Un año sin calendario, sin presiones ni apuros y manejando tus tiempos. Los relojes no te tiranizan, sentís una liberación extraña y una sensación rara en tu cuerpo. Las agendas han dejado de ordenarte y confinarte.
Una hoja en blanco, en la que puedes hacer trazos a tu antojo.
Descanso para el alma.
«Un año sin calendario» ha sido incluido en la antología Nuestros relatos en pandemia organizada por el Programa Educativo Adultos Mayores (PEAM) de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNSE
El propósito era brindar un espacio de expresión e intercambio de relatos breves sobre la experiencia vivida durante la pandemia en y con personas mayores. Su principal objetivo fue reunir en un archivo las diversas voces transformadas en palabras, verdaderos testimonios de un acontecimiento inédito en nuestros tiempos.
Los invitamos a leer los relatos en la página del Facebook, haciendo clic en el siguiente enlace: