Un escritor y una guitarra = un disco

Entrevista a Juan Patricio Wallace

por Juan Manuel Cuello

Juan Patricio Wallace nació el 29 de julio de 1973 en la ciudad de Chascomús, pero desde hace más de veinte años vive y trabaja en la ciudad de Buenos Aires. En 2012 presentó su libro de cuentos “La revolución de los Boy Scouts” con la laguna de Chascomús como escenario de la mayoría de los relatos al igual que muchas de las canciones del disco que en esta nota presenta: “Cielo Protector”.

Desde hace unos días, en Spotify y en otras plataformas está “girando” tu primer disco Cielo Protector, ¿cómo y cuándo surgió la idea de este disco?

Así es, el disco ya está disponible para escuchar en todas las plataformas digitales desde el 11 de junio. Mi idea del disco tiene inicio desde hace más de treinta años cuando compuse mi primera canción en el año 1989.  De ahí en adelante, comenzaron a nacer nuevas composiciones y ya empezaba a imaginarme cómo sonarían grabadas, o con una banda.  A principios de la década del noventa, parte de este sueño lo pude cumplir, porque conformamos un grupo de rock con amigos y decidimos tocar un puñado de canciones propias.  Tocamos durante los años ’92 y ‘93 en bares y boliches como: Lennon, Macoba, El Galpón, festivales, e incluso un recital callejero (digamos clandestino), que fue abortado por la policía. La gente había cortado la avenida del paseo de la laguna, a la altura de la calle Dolores, para ver el recital. Pequeña rebeldía juvenil, sana.

¿Y cómo siguió el tema de la música?

Los años pasaron y seguí componiendo canciones esporádicamente hasta hoy.  Y varios años pasaron hasta el 2019, cuando me contacté con Santiago Rey Pardellas, músico e ingeniero de sonido (el productor del disco) y surgió de mostrarle algunas canciones mías.   Ni bien las escuchó, no dudó en proponerme grabar un par, porque le habían gustado mucho.  Después de haber hecho dos demos, tomamos la decisión de ir por más.  Trabajar y trabajar para conformar un disco con una preselección de veinte canciones.  De las que quedaron once. La idea de disco hoy parece anacrónica, aunque hay artistas que por suerte siguen concibiendo el arte del LP.  Porque hoy es todo ya.  Entonces, lo que salen, son los sencillos (una canción).  Yo quería un disco, mi sueño.  Y que  sea como un libro de cuentos compacto.  No solamente canciones tiradas porque sí, tenía que haber un hilo conductor. Sonido, letras…

¿Qué te hizo saltar de la escritura a la música?

Pensándolo bien, siento que a la literatura la descubrí por la música. Por dos motivos.  Uno, es que a los quince años empecé a escribir versos pero en forma de canción, porque justamente el motivo era la letra para la melodía que había compuesto. Con el tiempo, me di cuenta que cada canción tenía una historia, que no eran palabras o frases sueltas para cantarlas.  Había colores, texturas, olores. Una historia. Entonces a mis veintitrés años más o menos,  de una canción hice un cuento. Luego, seguí narrando historias y descubrí que me apasionaba tanto como la música.  El otro motivo es que escuchaba mucho a The Cure, banda muy conocida de los años ochenta y,  Robert Smith, su cantante, era un lector incansable del existencialismo.  Por él cayó en mis manos “El extranjero” de Camus; libros de Sartre, Kafka, incluso Kierkegaard.  Y no paré de leer y de buscar e investigar sobre escritores y escritoras. Entonces digo, cerrando la pregunta original, que fue al revés, encontré mi gusto y amor a la literatura, por la música.

En estos tiempos, para vos, ¿es más liberador hacer música que escribir cuentos?

Sí, y respondo que sí de manera empírica.  Hace un año y cinco meses que no puedo escribir un cuento ni seguir con una novela que llevo por más de la mitad.   La música me ha acompañado en tantos días de encierro y falta de contacto con seres queridos, es el dulce ruido que me faltaba para esta nueva vida que llevamos hoy.  Retomé con más frecuencia la guitarra. Me reencontré con la creatividad musical que me había abandonado un tiempo por la literaria.  No reniego de no haber seguido escribiendo literatura.  Es lo que sucedió. Pero mientras respondo, acabo de darme cuenta que en esta pandemia compuse cuatro nuevas canciones, y eso quiere decir que escribí cuatro historias o versos en forma de canción. Puedo decir que no abandoné la literatura.  Además hay algo que mi organismo no puede tolerar no tener un libro en la mano cada día de mi vida.

¿Y pensás volver a escribir cuentos o terminar la novela cuando pase todo esto?

En lo concerniente a escribir cuentos e historias, no funciono en tiempos de silencios y estática.  No puedo escribir en una cabaña mirando el lago o en una playa caribeña con un daiquiri de frutilla y un habano, como muchos imaginamos a los grandes escritores. Necesito el ruido y la furia. Mis narraciones nacieron en trenes; en colectivos; en el barullo de la oficina de mi trabajo; sentado en un café. Siento que hoy no logro concentrarme para escribir largo y tendido y trato de no preguntarme cuándo volveré a hacerlo. No creo falte tanto. El día que deje de escribir y leer es porque ya no estaré vivo. Como digo siempre, soy un observador distraído de la realidad. Por lo tanto, cuando a esa observación distraída, mi cabeza, la procese, no tengo dudas vendrán nuevas narraciones.

Volviendo a la música, sé que no fui el único que tu disco le hizo recordar a Héroes del Silencio, ¿qué nos podés decir al respecto?

Me ha dado mucha satisfacción y a la vez risa la comparación del disco de varias personas con la banda Héroes del Silencio. Satisfacción, porque es una banda española increíblemente buena.  Y risa, porque pese a haber escuchado mucha música en mi vida, a Héroes la escuché poco.  Entonces, estos días me puse a escucharlos y debo reconocer que hay algo ahí, en mi voz, en algunas composiciones y el sonido.  Hablando con Santiago, el productor y quién hizo la mezcla del disco, además de la ejecución de las guitarras eléctricas, me confesó su admiración a esta banda.  Así que, buen oído de quienes encontraron comparación.

Por último, ¿estás con algún proyecto nuevo?

Sí, tengo dos proyectos. Uno literario: poder editar de una vez por todas un libro de relatos, que incluso ya tiene el título, “Se me hizo una laguna”. Un libro con 14 relatos que tiene como protagonista geográfico a la laguna. En todos interactúan los mismos personajes. Pero en los diferentes cuentos, estos personajes, pueden pasar de ser protagonistas en uno, a secundarios en otro, y hasta de paso o terciaros en otro. 

El otro proyecto es musical, es el que acabamos de empezar. Grabar nuevas canciones. Ya estamos terminando la primera que se llama “Gatos en Kasbah” mi última canción que compuse. Canción más introspectiva y dedicada a  la ciudad Tánger, en Marruecos, sitio que fui en un par de oportunidades y me cautivó.  Lugar donde personajes de la literatura y el arte de los años 40’ y 50’ sobrevuelan como fantasmas a la ciudad.