Poesía Ilustrada

por Natalia Maccorin

Pasiones (Acuarela)

Un plan

Trazo un plan.

Uno que me salve de la locura.

Uno que resguarde mi deseo.

Un plan que no huela

a alcohol en gel y lavandina.

Un plan que respire libre

de barbijos.

Lo escribo en cursiva.

(La cursiva es una letra viva)

«No quiero morir de miedo.»

Lo escribo y lo leo.

Es un plan.

Tal vez lo modifique.

Tal vez recicle mi ánimo.

Tal vez le agregue unos botones

y juegue que puedo cambiar la realidad.

Tal vez lo haga.

Cambiar la realidad.

Al menos, tengo un plan.

En medio

de tanta

desmesura desesperada,

yo preparo mis colores

y me dispongo

a pintar.

Mi trazo, mi plan.

 

Ovillado (Acuarela)

CRÓNICAS DE ARENA

Miraste el mar

y lo viste inmenso.

Sentados en la orilla

jugamos.

Estabas con papá

y una ola te dió un topetazo

supiste que el mar era poderoso

y te dió miedo.

Notaste el vaivén ruidoso

de las olas

un rugido y otro y otro…

 

El mar no para de moverse.

 

Te levanto.

Te abrazo con todo mi cuerpo.

No tengas miedo, te digo.

Me mirás incrédulo,

¿qué me estás pidiendo mamá?

¿Cómo no tener miedo

del poderío del mar?

¡Ustedes son los que no se dan cuenta

que las olas los pueden tragar!

 

(Pienso

que a veces me olvido

que todo lo que es

inmenso

puede

angustiar)

 

Tenés razón hijo,

vamos a jugar

con la arena.

La arena es fina.

Fácil de agarrar.

No ruge.

 

Intentamos que no

comieras la arena.

Inútilmente.

A vos te encantó

degustarla.

Crujiente y salada.

Les convido,

si quieren,

nos decís con tu mirada pícara.

 

Volvemos a mirar juntos al mar.

El mar también nos mira.

La vida es inmensa,

puede angustiar,

pero nos animamos igual.

Paseás a upa mío,

muevo las olitas con tus pies,

chapoteamos y te reís.

Así, de a poquito,

sí me puedo acercar mamá,

pero un ratito

y luego vamos a la arena.

 

Nos movemos como el mar,

vamos y venimos.

Entendimos su ritmo.

Entendí tu ritmo, hijo.

 

 

 

 

 

 

Decir de la maternidad

Qué cosas nos permitimos

Libertad (Acuarela)

y

qué cosas no nos permitimos

decir

de la maternidad

 

A veces me lo pregunto…

 

Cuando mi cría llora

con desesperación

y no hay calma

que provenga

de mi

que lo satisfaga

 

Cuando curo el corte

en mi intimidad

y trato de reconocerme

donde duele,

donde hubo placer

y ahora hay cicatriz

 

Cuando el plato

de comida

me espera paciente

hace media hora

poniéndose viejo

sobre la mesa

 

Cuando intento

administrar absurdamente

todas mis tareas

en la siesta

que mi bebé duerme

y ya despertó

 

Cuando invade

una necesidad de soledad

que parece amigarse

conmigo

especialmente

cuando voy a ducharme

 

Cuando duermo

entre teta y teta

sobresaltada

por el llanto de mi cría

hambrienta

de mis brazos.

 

Cuando descubro

una nueva contractura

del colecho

en la angostura

del sommier

de dos plazas

 

Cuando vuelvo

al trabajo extra

que no es maternar

pero

donde también

materno a veces

 

A veces me lo pregunto…

Y mientras,

voy maternando,

y dejando

de ser esta

puérpera

pero

me siguen las preguntas.

 

Natalia Maccorin: Nació el 1 de Marzo de 1986 en CABA pero toda su vida transcurrió en el conurbano oeste. Actualmente vive en Ramos Mejía con su hijo Lautaro, su pareja Alexis y su perro Bennet. Escribe poesía y cuentos, dibuja y pinta desde pequeña porque es como respirar. Es psicóloga recibida en la UBA y trabaja como directora en un centro de salud pública. Hace un año juega con el agua y las acuarelas.